Un lugar de ensueño
Me desperté sobresaltado. Miré el reloj y era temprano todavía; pero me levanté igual. Me higienicé, desayuné y le dije a mi esposa que se estaba despertando:
- Mira qué lindo está el día. Voy a salir a caminar un rato. –
- Sí, salí solo – Dijo ella – yo tengo mucho que hacer.
Ya en la puerta de casa, la locura del tránsito y el penetrante olor a nafta mal carburada, me decidieron a encaminarme hacia un sitio con plantas y árboles.
Me tomé un colectivo que me llevó a Palermo. Una vez ahí no sabía dónde ir; porque a mis noventa años no puedo caminar muchas cuadras.
Me dirigí entonces hacia el Rosedal. Al llegar me envolvió el perfume de los rosales y sus múltiples colores. Me sentí estar en un lugar encantado. Y permití que invadieran mi cuerpo esos colores, esos aromas. Entonces sentí correr por mis venas la salvia de los rosales y en ellos correr mi sangre. Y me quedé así, sintiéndome parte de ese jardín encantado.
Luego de varias horas regrese a mi casa. Al entrar mi esposa me recibió con una expresión de asombro:
- ¿De dónde venís con esa cara tan feliz? – me dijo – Y tan perfumado –
- Del paraíso- Le contesté.
Autor: Isaac Saiman Edad. 90 años Comunidad: Beit Israel. Grupo Shalom.
Felicitaciones Isaac!! M.M.
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